Algo imprescindible a la hora de iniciar un proyecto, y un negocio no deja de serlo, es crear un buen plan de negocio.
El plan de negocio es uno de esos grandes desconocidos, si bien muchos han oído hablar de ellos.
Básicamente, el plan de negocio es la primera prueba que debe pasar cada proyecto o iniciativa que pretendemos poner en práctica para evitar muchos de los problemas que saldrán luego en la puesta en marcha.
Cosas como definir correctamente la idea, ver la capacidad del mercado para aceptar nuestra iniciativa, la estructuración de los costes e inversiones, de los ingresos, la sostenibilidad en el tiempo, etc, son primordiales para evitar las muertes infantiles (cierre en los dos primeros años de vida de la empresa) de nuestra iniciativa.
Este mismo concepto se puede aplicar dentro de la empresa para los lanzamientos de nuevos proyecto, con ciertas modificaciones, permitiendo estimar cuál puede ser el valor añadido del lanzamiento de una iniciativa o de un nuevo producto.
Un buen plan de negocio, o caso de negocio, requiere de una serie de habilidades que normalmente no tenemos los ingenieros por lo pasional de nuestro trabajo. Un ingeniero (de software o de los que sea) debe ser pasional.
La ingeniería es pasión. Pasión por dar soluciones a los problemas de la Humanidad, por hacerles mejor la vida a nuestros congéneres o por encontrar simplemente respuestas a problemas.
Poner un hombre en la Luna, o tender un puente en un barranco requieren la misma pasión. Construir un barco o el software que controla aviones que sean cada vez más seguros requieren pasión.
Entonces, ¿por qué necesitamos los casos de negocio? ¿No es suficiente con dar respuesta?
El caso de negocio es necesario para saber en que vamos a invertir los esfuerzos. Una línea de alta velocidad entre dos poblaciones cercanas puede dar respuesta a un problema de movilidad, pero no tiene porqué ser la mejor respuesta al problema, y de hecho puede generar otros al absorber recursos que estarían disponibles de haberse decidido otra opción.
Me fastidia un poco reconocer, que sean los economistas y los financieros los que tengan que sacarnos a veces los colores por lo descabellado de nuestras ideas, pero en un mundo de recursos limitados, es una de las mejores opciones.
No quiero decir que tengan que ser ellos los que decidan si se da una respuesta o no. Esto debe quedar en manos de personal «técnico», y no «financiero», pero si deben ayudarnos a poder decidir.
El problema es cómo se realiza este caso de negocio o cómo se confecciona el plan de negocio. Muchas veces «falseamos» los datos para que salgan los números y ese es un «pecado original» que hunde muchas iniciativas. Se construyen sesgados desde el origen, para que nos salgan. No tenemos en cuenta todos los costes, no tenemos en cuenta el flujo de caja del proceso de producción, sobrestimamos la capacidad de lo que tenemos capacidad de contratar o sencillamente no sabemos nada sobre el negocio en el que nos queremos meter.
Creo que para muchas pequeñas empresas, contar con un buen asesor financiero que pueda proporcionarle ayuda en la confección de este tipo de documentos, es una gran inversión. Una inversión que se amortiza simplemente evitando proyectos que no pueden funcionar, o al menos que no pueden funcionar en el modo en el que han sido concebidos. Nótese que hablo de asesores y no de gestores. El contable que nos lleva las facturas para presentar las retenciones y el IVA no es el tipo de profesional al que me refiero.
En las grandes empresas, hay seguro muchos buenos profesionales que pueden ayudar a preparar buenos casos de negocio. El pecado suele ser que las ideas no pueden llevar apellidos de cargos en el escalafón que condicionen los análisis. Estos asesores deben partir de la idea de que «es necesario que se haga», pero deben aportar, no frenar.
Me encantaría poder recibir comentarios del tipo «¡Mira, de este modo no hay forma de que cuadren las cuentas! ¿Es necesario gestionar 250 millones de usuarios o se puede hacer algo más pequeño y luego se amplía?» (modo exageración: off)
Supongo que algún día, me encontraré estos comentarios, mientras tanto me toca esperar e intentar hacer mis planes lo mejor que pueda.
David Colomer Rosel 